Nieto de un ebanista y criado en un ambiente artístico, aprendió a tallar la piedra en la Escuela de Artes y Oficios de Santiago y, posteriormente, amplió sus estudios de dibujo y modelado en Madrid. En 1975 expuso por primera vez en Pontevedra y debutó a nivel nacional en Madrid, en 1982. En estos años se sumó al grupo Atlántica, que asentó su carrera, a la vez que le servía de trampolín hacia el reconocimiento general.
Su obra ha pasado por diferentes etapas, aunque obedeciendo siempre a una figuración expresionista. Los referentes fundamentales de su estilo son la escultura gallega, la grandeza de Miguel Ángel, la estatuaria egipcia y el expresionismo alemán, influencias que confluyen en figuras rotundas y poderosas. A mediados de los setenta pasó a una etapa surrealista en la que fue miembro del grupo Foga. Utiliza gran variedad de maderas aprovechando las diferencias cromáticas, pero también la piedra y materiales sintéticos, sobre todo desde su establecimiento en Nueva York, donde trabaja con la galería Marborough. Debido a la influencia neoyorquina incluyó el ready made y el kitsch, así como la coexistencia del equilibrio y de la ironía. A pesar del carácter lúdico de la mayor parte de su producción, Leiro es un hombre comprometido con su tierra y el mundo en que le ha tocado vivir. Ejemplo de ello es el grupo de las Recolectoras de la Colección de Arte ABANCA.
Sus trabajos más destacados y controvertidos se encuentran en el ámbito de la escultura pública: el Sireno (Vigo), Palabra (aeropuerto de Alvedro, Culleredo) o el Atlante (Sanxenxo), gigante de catorce metros de largo y veinte mil kilos de peso, son algunos ejemplos.
Cuenta con diversos galardones, entre los que se encuentran el Premio Penagos de la Fundación MAPFRE, la Medalla a las Bellas Artes de la CEOE y la Medalla Castelao de la Xunta de Galicia. Ha realizado numerosas exposiciones en el ámbito nacional e internacional y su obra se encuentra en importantes colecciones de todo el mundo.